jueves, 21 de noviembre de 2013

En busca de April. Benjamin Black.


     Hace tiempo que es bastante raro que alguien me regale libros. Salvo mi colega Joaki, del que ya os he hablado, y Jaime, de vez en cuando, casi nadie se anima a rebuscar en las estanterías de una librería algo que traerme a casa. No me entendáis mal, comprendo que, cuando uno lee mucho, acaba siendo complicado porque nadie sabe si este o aquel libro ya te lo has leído, si conoces a este autor tan famoso o si te gustará el nuevo best seller de turno. Es difícil regalar libros y más si no eres muy lector, ¿verdad?

     Por eso, cuando en la celebración de mi último cumpleaños, mi amigo Migue me entregó un paquetito rectangular que dejaba adivinar claramente su contenido, me hizo muchísima ilusión. Y me hizo aún más que el libro que contenía el paquetito fuera totalmente nuevo para mí y ¡policiaco! Sí señores, iba a conocer un nuevo autor y una nueva saga y eso me llenó de alegría y de ganas de empezarlo inmediatamente.


     Garret Quirke, patólogo forense y personaje gris, escéptico y taciturno con un problema de alcoholismo, es el protagonista de las novelas en las que Benjamin Black (seudónimo de Jonh Banville) nos va a mostrar la Irlanda de los años 50, desde distintos ángulos y miradas pero, sobre todo, desde los más oscuros.

     Phoebe, la hija de Quirke está preocupada porque hace semanas que no tiene noticias de su mejor amiga, April Latimer, médico y a la vez, oveja negra de una influyente familia. Cuando llega a la conclusión de que algo malo ha tenido que pasar pide ayuda a su padre quien, recién salido de una clínica de desintoxicación y apoyado por su cuñado Malachy y el inspector de policía Hackett, comenzará una búsqueda llena de obstáculos y habladurías que le llevarán a la conclusión de que, a veces, las cosas son justo lo que parecen.


     Debo decir que este no es el primer libro de la serie de Quirke y que, por lo tanto, en algunos momentos he tenido la sensación de que me había subido al carro a mitad de viaje pero, en general, me ha resultado muy entretenido y he podido seguir la trama perfectamente.

     Dublín debe de ser una ciudad en la que la lluvia y la niebla forman parte de paisaje diario. En esta novela, los personajes y los hechos se funden a la perfección con este ambiente. Todo lo iremos conociendo poco a poco, todo se verá con dificultad en un principio pero se dejará entrever para, finalmente descubrirse claramente. April, a la que casi no conocemos al principio, irá tomando forma página tras página, a pesar de no aparecer en ningún momento y los hechos, lo que pensábamos que podría haber pasado, también se nos irá mostrando a medida que leamos, de manera muy gradual.


     Esta no es una historia de grandes sorpresas pero el camino recorrido en ella es su gran baza. Por lo menos, esa ha sido mi impresión. Su ritmo pausado, la tranquilidad de lo cotidiano, la mezcla del misterio con la vida real, hacen que su lectura sea tranquila y analítica y que a la vuelta de cada página hagamos un nuevo descubrimiento a la vez que se nos plantea una nueva duda.

     En cualquier caso, me ha gustado, os lo recomiendo, sin duda y yo misma volveré a las calles de Dublín, a conocer mejor a Quirke, a Phoebe, su historia común y todas las demás que les rodean.

     Este fue un regalo que me hizo mucha ilusión cuando llegó y que después se reveló como una gran lectura. Mil gracias, amigo.

    
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